domingo, 16 de diciembre de 2012

APRENDAMOS A PRACTICAR LA SERENIDAD

 
Actualmente vivimos en una costante carrera, no les digo nada nuevo. Que vivimos nuestras vidas a máxima velocidad  y que vamos todo el día corriendo de aquí para allá, es una realidad. Está muy bien tener la cabeza ocupada, tener muchas cosas que hacer y querer abarcar todo lo que consideramos importante para nosotros (hijos, trabajo, estudios, la casa, ...), pero también es importante saber decir "stop" de vez en cuando, y saber disfrutar de momentos de quietud y tranquilidad, ¿No creen?
 
Hoy en día le damos más importancia a la acción que a la calma, el "hacer" ha reemplazado al "ser", estamos tan preocupados por hacer, hacer y hacer que no disfrutamos de las experiencias. Ya habrá tiempo para descansar, pensamos, y ese momento nunca llega. Pero nuestro cuerpo y, sobre todo, nuestra mente y nuestro interior necesitan un poquito de tranquilidad. Normalmente asociamos el silencio  o el dedicar un tiempo a estar solo, a la soledad y no tiene porque ser necesariamente así. 
No se trata de ponernos a meditar como un monje (aunque la meditación es muy beneficiosa), sino de aprovechar para estar con nosotros mismos durante los momentos que quedan libres de tanta acción. 

¿Sabían que la serenidad no es algo necesariamente genético y que podemos aprender a ser serenos?
Dedicar unos minutos al día a observar cómo estamos, cómo nos sentimos, nos ayuda a tomar conciencia de qué pensamientos ocupan nuestra mente. Nos ayuda a ser consciente de nuestras emociones, y en resumidas cuentas nos ayuda a mejorar. Esta práctica contribuye a alcanzar el equilibrio entre cuerpo y mente que tanto queremos lograr. Que sí, que ya sé que no es fácil y que no podemos dejar de hacer cosas de la noche a la mañana y que hay cosas que son obligaciones y que por lo tanto tenemos que hacer sí o sí. Pero el secreto quizás radica en cómo afrontemos esas situaciones y en cómo nos tomemos las cosas.
La relajación requiere observación, paciencia y hábitos que permitan conseguirla de forma gradual. Podemos hacerlo, por ejemplo, cuando nos tumbamos en la cama antes de ir a dormir. Por cierto, ¿sabían que las corrientes de pensamientos positivos están convencidos de la importancia de tener pensamientos agradables y positivos antes de ir a dormir? 

O también  podemos escoger el domingo, llenarnos la bañera y al tiempo que nos relajamos prácticamos este trabajo interior.

Qué beneficios obtenemos al adoptar una postura más serena ante la vida?
* Nos ayuda a controlar el estrés, la ira y el desasosiego.
* Calma los niveles de ansiedad.
* Facilita la recuperación de energía, la relajación y la tranquilidad.
Lograr el equilibrio emocional es posible si evitamos preocuparnos tanto por lo que aún no ha llegado, si no le damos tanta importancia a las cosas que no la tienen y si dejamos de empeñarnos en mantener el control sin aceptar las cosas como son. Aceptemos que no somos perfectos y que los problemas no son obstáculos, sino oportunidades para ser mejores.

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