domingo, 4 de noviembre de 2012

Enséñame tu piel y te diré como te sientes

Tan sólo con mirar a una persona y observar su piel podemos saber más cosas de las que a priori nos pueda parecer.
A veces pensamos, y siento deciros que erróneamente, que con sólo untarnos en cremas y cremas (y venga cremas!)vamos a conseguir un piel reluciente.
La piel es un espejo de nuestros hábitos cotidianos, nuestra salud e incluso de nuestro estado de ánimo. Si nos paramos a pensar son muchas las emociones que se manifiestan a través de nuestra piel: palidecemos, nos ruborizamos, sudamos, se nos ponen los pelos de punta…

Hay una infinidad de factores que afectan de un modo u otro a nuestra piel, algunos, como la contaminación ambiental o ciertos problemas dermatológicos, no dependen de nosotras pero en otros, nuestra actitud tiene mucho que ver: la alimentación que sigamos, la hidratación de nuestro cuerpo, la protección o no protección que tengamos frente al sol, el tabaco, las horas de sueño (está comprobado que cuanto menos se duerma, más apagada y cansada tendremos nuestra piel), el alcohol, el ejercicio que practiquemos, el sexo, nuestro nivel de estrés ...


Así que podemos decir que la edad cronológica no es necesariamente la misma que la edad de nuestra piel, una persona con hábitos no saludables tiene la posibilidad de tener la piel 10 años mayor a la de su edad real.

Cate Blanchet posee una de las pieles más cuidadas del panorama hollywoodiense. Siento gran admiración por la piel de esta mujer.

Nuestro estado de ánimo también va a jugar un papel fundamental en la salud de nuestra piel, está comprobado que todo aquello que nos genere vitalidad y alegría se va a reflejar no sólo en nuestra piel, sino en nuestra belleza en general. Todas hemos comprobado en nuestras carnes cómo cuando estamos contentas y animadas nos dedicamos más mimos y cuidados y, por contra, cuando estamos de bajón nos descuidamos cual alma en pena y nuestra piel se ve más apagada y sin brillo.
Así que ya saben, si quieren lucir una piel espléndida no sólo nos va a bastar con invertir dinero en cremas caras y tratamientos de estética, sino que tendremos que llevar unos hábitos saludables, beber mucha agua, descansar lo suficiente y buscar algún momento del día para prácticar unos ejercicios de respiración y relajación (no se pueden llegar a imaginar los beneficios que estos puedes llegar a tener).



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