lunes, 22 de octubre de 2012

Naturaleza al alcance de tus manos


Naturaleza a pie de acera Últimamente me he aficionado a utilizar productos de belleza naturales extraídos de las plantas. Me acerqué a las líneas de cosmética etnobotánica en busca de cremitas y aceites, encontrando en el camino una gama mucho más amplia de productos exóticos. Los shampoos naturales son mi último hallazgo.
Los indígenas del sudeste asiático han utilizado durante siglos las diversas variedades de plantas para cuidar el cabello y la piel. La medicina moderna extrae los conocimientos de la medicina tradicional, considerándose que alrededor del 70% de los medicamentos nuevos introducidos en los Estados Unidos en los últimos 25 años son derivados de productos naturales. A razón de lo cual, hay una tendencia a confiar en los conocimientos ancestrales y evitar el uso de componentes químicos creados por el hombre.
Los indígenas del sudeste asiático han aprovechado las flores y plantas de su entorno para hidratarse y limpiarse. El hibisco chino (Hibiscus rosa-sinensis) es un árbol con flores, muy utilizado en la medicina tradicional china por sus cualidades curativas; en las islas del Pacífico se come en ensaladas; en la Polinesia se lavan el cabello con sus flores; en la India se usan para limpiar los zapatos; etc. Esta flor es un gran indicador del PH de nuestro cuerpo. Durante siglos, las mujeres indígenas utilizaron el hibisco para limpiar a sus bebés para hidratar y limpiar el cuerpo, además de mantener el cuero cabelludo sano. Las flores y hojas prensadas se hierven en agua para conseguir una infusión que sirve de jabón natural.
Para el cabello, he descubierto una maravilla de la Polinesia llamada Ava Puhi que es un néctar exquisito extraído de la flor bulbosa de la planta del jengibre, con el que las indígenas limpiaban e hidrataba sus largas melenas negras. Su textura parece la del aloe vera natural (espeso como el recién cortado). Los champús y acondicionadores Ava Puhi Moni son muy ricos y cunden mucho, porque la hidratación y limpieza es muy intensa con una pizca de producto. El pelo mantiene un olor y textura deliciosa durante días.
Viviendo en una gran ciudad como Madrid, rodeada de polución y estrés, el uso de productos exóticos con fragancias tropicales me recuerda que hay otra selva más allá de estas calles, donde predominan los colores alegres, los dulces olores y los tempos lentos. Me embadurno de una naturaleza, que me invita a soñar con regresar a los orígenes del ser humano; a recuperar el vínculo con una naturaleza, ya desconocida y lejana; a preguntarme por qué nos alejamos de las ricas tierras que nos alimentan, de los manantiales que nos bañan y de las flores que nos limpian, por dentro y por fuera.

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