lunes, 22 de octubre de 2012

¿ YO Pa' qué?


¿Pa qué?

Homenajeando a los que no se cuidan y a los detractores del cuidado, que se preguntan para qué tanto esfuerzo. Y es que, si la vida es un camino hacia la muerte, “¿pa' qué cuidarnos?” Esta expresión tan lúcida me la ha DICHO  una mujer de unos cincuenta años, que se ha rendido ante la genética, la vejez y las calorías. "¿Pa que me voy a cuidar si ya estoy vieja, chocha y gorda?"
La actitud de algunas mujeres - Y algunos  hombres cuando no les interesa algo, simplemente se ciñen a la indiferencia- ante este recién creado blog, me ha hecho reflexionar mucho durante esta última semana. Antes de iniciarme en este propósito, una sabia amiga me recordó, algo que por el mundo en el que trabajo a veces se me olvida, que "no hay tanta gente que se cuide". Partiendo de esta base, comencé a escribir para aquellos que tuvieran interés en adentrarse en un conocimiento muchas veces confuso y amplio. La sorpresa me la he llevado al encontrarme con actitudes, no sólo de desinterés, sino de rechazo acompañado de prejuicio -no de mis hermos@s-lector@s, desde luego-. Por ello, me dispongo a plantear el debate entre los que valoran los cuidados como positivos y aquellos que lo encuentran insustancial o superficial.
En primer lugar, habría que aclarar qué es eso de los cuidados. ¿En qué consiste cuidarnos? Pues bien, yo diría que hay cinco claves que englobarían todos los rasgos de una vida saludable: la alimentación, la actividad física, la protección, el anti-estrés y los chequeos.
1) La pirámide alimenticia es bien conocida por todos, pero a veces cuesta no abusar de las grasas y los hidratos por conformar los grandes placeres de la vida. Pero el cuidarse no significa perderse ese disfrute, sino partir de la mesura y el equilibrio. Crear buenos hábitos alimenticios supone un esfuerzo constante, pero la recompensa es inmensa.
2) La actividad física debe consistir en no menos de dos horas y media a la semana de trabajo corporal que aumente la frecuencia cardíaca y respiratoria y fortalezca los músculos y huesos del cuerpo. Las excusas y los mitos creados para defender el sedentarismo son más que irrisorios. La gran oferta deportiva hace imposible que "no te guste ningún tipo de deporte" y si trabajas cardio, teniendo en cuenta las pulsaciones en las que debes moverte para quemar grasas, adelgazas, independientemente de aquellos que aseguran que el "deporte no les ayuda a bajar de peso". Un buen hábito deportivo nos hace sentirnos ágiles, jóvenes, valientes, guapos,... y nuestro cuerpo se fortalece a todos los niveles.
3) "Protegerse" constituiría una forma de amor a nuestro organismo que invite a no abusar de tóxicos como el alcohol o el tabaco, protegernos en ambientes muy contaminados y poner medios para no contraer enfermedades o gérmenes. La protección deviene en una salud más fuerte, si no permitimos que factores exógenos mermen nuestro organismo.
4) El estrés lo ha sufrido todo el mundo en algún momento, pero no todos sabemos manejarlo igual. Para cuidarnos en tiempos de gran tensión debemos buscar el equilibrio, el apoyo familiar, adoptar una actitud positiva, tomarnos tiempo libre y dormir entre siete y nueve horas. La gente que palia la falta de tiempo re-agendando su espacio de ocio en lugar de prescindir unos meses de la plancha, evidentemente gestionan mal su estrés.
5) Los chequeos médicos deben ser una obligación anual para asegurarnos de que estamos sanos. Con unos análisis es más que suficiente si no padecemos ninguna enfermedad o carecemos de antecedentes familiares. Además, las visitas al psicólogo, tan temidas y también prejuiciadas en este país, son un gran aliado para encontrar el equilibrio entre cuerpo y mente.
Cuando hablamos de vida saludable casi hacemos referencia a un fenómeno mundial, e importado como casi todo, que engloba a un colectivo cada vez más amplio. Los adeptos como yo, intentamos dedicarnos tiempo por dentro y por fuera, pero los detractores entienden que es superficial preocuparse por el cuerpo, entendido no tanto como conjunto orgánico, sino más bien como apariencia. Se mezclan aquí movimientos culturales diferentes que hacen que la vida sana se confunda con la búsqueda de la eterna juventud y del cuerpo diez. El colectivo que se "cuida" bajo los parámetros de la explicación anterior, pretende controlar, a través de un conocimiento asentado, el declive natural de nuestro organismo, compensando sus carencias, ni más, ni menos. Todos envejeceremos, engordaremos, encogeremos,… pero la cuestión es cuándo y cómo.
Lo general es sentir pereza por la falta de tiempo: para informarte sobre cómo comer sano, para hacer ejercicio, para ir al médico aunque te sientas bien, para prescindir de ataduras estresantes, etc. Entiendo que las razones que llevan a no cuidarse abarcan la pereza, el desconocimiento, la falta de motivación o de metas, pero ¿qué mueve al rechazo hacia quienes sí lo hacen? Es, en mi opinión, el prejuicio de que no disfrutamos de la vida porque nos atamos a nosotros mismos con muchas cadenas: controlar la alimentación, hacer deporte, elegir las cremas adecuadas, no fumar, etc. En realidad, disfrutamos de la vida y de todos sus placeres porque las pautas se convierten en hábitos de vida inconscientes que forman parte de nuestra personalidad y cotidianidad. Comentándole estas ideas a una compañera me aseguró que ella se cuidaba para poder permitirse los excesos, es decir, para encontrar el equilibrio.
Otra de las críticas más fuertes  hacia este pequeño colectivo es que somos muy superficiales, algo completamente erróneo. Un compañero de “sudores” en el gimnasio es un intelectual, un catedrático, filósofo de profesión y enamoraro del  gimnasio. Se siente bien, descarga energía acumulada, le libera la mente, se gusta más a sí mismo, no le duele la espalda al pasar horas escribiendo y duerme mejor. Por supuesto que uno se puede ver guapo o sentirse mejor con su cuerpo, pero eso no le quita tiempo ni espacio a cultivar la mente el resto del día con la misma intensidad.
Por lo tanto, aclaro en este paréntesis del conocer nuestra herramienta de vida -el cuerpo- que esta mujer polifacética donde las haya no pretende hacer apología aquí del culto al cuerpo, ni siquiera de la vida saludable. De lo que sí haré orgullosa analogía  es del respeto a cualquier tipo de vida, reconociendo y rechazando el desprecio que se formula hacia las formas desconocidas de existencia. Vivir mejor y con calidad es suficiente recompensa para los que dedicamos unos minutos al día a cuidarnos, mientras que para otros, siempre será una “obligación” impuesta y prolija en el camino.

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